martes, 24 de julio de 2012

COMIENZA LA VIDA VIRTUAL (en Cervera de Pisuerga)



Bueno ya iba siendo hora del reencuentro. 
 Me disculparán pero "la caló" puede conmigo y me reblandece el cerebro ya de por sí bastante perjudicado, lo cual me impide no sólo escribir, sino también pensar y, dado que esto no es tarea fácil, ha sido precisa la entrada de un poco de viento de levante para que pudiera ponerme manos a la obra.
 Como una sigue con sus hábitos de estudiante, los años los cuenta por cursos y este, por fin, está a punto de finalizar.
En Septiembre borrón y cuenta nueva y a otra cosa mariposa.

 Empieza la vida virtual, esa maravillosa etapa- tan corta y tan intensa- en la que los lletseteros nos juntamos llenos de hastío del trabajo- el que lo tenga que se de ahora mismo con un canto en los dientes- del oscuro invierno- sin sky- de los horribles calores tropicales de Valencia o de dónde sea, de los clientes palizas, de los proyectos que no acaban de cuajar, de no llegar a fin de mes, de todo lo que nos depara la vida real que por fin dejamos atrás para zambullirnos de lleno en la irresponsabilidad, las risas, las birras, la bici, los baños, las cenas, las partidas de mus con el pacharán y las de pádel a 40 grados, de las subidas a la ermita del Campet y las imprescindibles travesías a Fontanares, para culminar con ¡Les Festes!. 
Los que me conocen saben que me vuelven loca, ¡ansiosa estoy todo el año esperando ese momento! en que las campanas me impiden dormir, la banda de música atruena a toda hora para regocijo de propios y extraños, el extractor del Maset mete en mi casa aromas de comida imposibles de expresar con palabras, en que los calores tropicales curiosamente asolan esos días nuestro querido pueblo, de los días de las interminables entradas, procesiones, retretas y demás exhibiciones de las que disfruto con fruición.
 Pero como todo esto está por llegar decidimos mi Santo y yo hacer un pequeño entrenamiento para ponernos en forma y que no se nos olvidara como se puede disfrutar de la vida después del largo invierno sin sky (odio esquiar pero me encanta ir a Cerler...aunque no se porqué lo cuento si ya lo saben todos).
 Y allí nos fuimos. 
A Cervera de Pisuerga, el delicioso pueblo en que nos esperaban nuestros compañeros de mus y pádel.
Mi intención no era otra que relajarme, echar unas risas, comer, darle a la birra, a la pala y a los naipes. Pero ¡me engañaron como a una china!
Ya saben de mi aversión por el deporte- con  la honrosa excepción del pádel, la horrible elíptica no es deporte, es tortura- por subir cuestas más allá de las que ponen para las sillas de ruedas en las tiendas y por si no lo sabían también siento horror por todo tipo de animales que se encuentren en la naturaleza, ya sea de modo natural o pastoreados por un ser humano. No se extrañen de eso, pues dado que una es una urbanita criada en una mediana ciudad en la que precisamente no abundan las vacas o los caballos en libertad, y recriada en la playa dónde lo máximo que ves son mabras o tellinas -inofensivas por demás- mi más cercano contacto con los animales  ha sido con los perros que, por cierto me dieron miedo hasta casi los veinte años y con los documentales de La 2-que yo si la veo-. 
No vi mi primera vaca hasta los veintiuno en que acudía con cierta frecuencia a un pueblo del pre-pirineo en que estaba destinado un novio que tuve.
Pues a lo que iba.
El primer día estupendo, de "tourné" con mi Santo y con Iván por los deliciosos valles cántabros, mus y cenita.
En Terán

Pero el segundo ya se torció el invento. 
 - Bueno mañana nos vamos de paseo al monte.........dice Paloma, a la que como todos saben no se le puede discutir.
 - Es suavecito-añade- cualquiera puede hacerlo.
 -Pué vale- digo yo haciéndome la chulita, a mí no me arredra nadie.
No dormí en toda la noche. No me fio, me decía a mí misma, me van a llevar al huerto, ya verás Marisita como te la meten doblada.
Y así fue, pero para mi orgullo les diré que salí de lo más airosa del trance.
La cosa comienza aquí
¿ven la montaña del fondo y una raya roja?

Pues allí se suponía que YO tenía que subir. 
Insisten:- es muy fácil, es un paseíto....¿un paseíto? ¡la madre que los parió!
Comienza con una subidita...eso creía yo....en la que casi tiro los hígados, juré dejar de fumar, no me llegaba el resuello....y cuando pensé que nada podía ir peor oí el horrible ruido de los cencerros...¡eso no presagiaba nada bueno! ¡vacas! con lo grandes que son, con esos cuernos amenazadores, con esas cabezas del tamaño de un ninot...¡socorro!
Ahí al fondo, delante de mí, amenazantes
No quedaba otra que sobrepasarlas. Y lo hicimos, no sin pánico por mi parte y un asco indescriptible....la madre de todas las vacas comenzó a cagar sin pudor alguno- que poca educación- una especie de ........ni lo cuento, porque me entraron unas arcadas terribles que, unidas a mi falta de resuello casi me dan la puntilla- y no fui la única asquerosa- algún otro estuvo también a punto de echar el magnífico desayuno con que nos habíamos obsequiado.
 Después de un prado que ni los guionistas de Heidi podrían imaginar, llegamos a un bosque que prometía.
Parece de Caperucita

 Precioso, tenebroso, fresquito- por fin- y ¡de nuevo cencerros! pero, éstos no eran suaves, eran rápidos, escandalosos, a millares...¿que puede ser eso? me pregunté...las vacas son pesadas y lentas, los cencerros suyos tranquilos y pausados.......así que aprovechando que el Pisuerga pasa por Cervera....me subí a la vera del bosque con la excusa de un barrizal por si las moscas o por si lo que me esperaba era una manada de Búfalos- ya Iván me había contado que un pastor los estaba criando por la zona- y no era plan enfrentarse a ellos sin una automática. 
Los Búfalos "equinos"
 - Confía en mí, me dice Iván...por aquí es más fácil...y se pone a saltar como una cabra de roca en roca....allí empantanada me quedé sin poder subir o bajar...hasta que acudió en mi ayuda a mis gritos de ¡que me has dejado tirada, que no puedo bajar!...¿no tenía que confiar en tí?....yo disimulando, mientras el horrible sonido de los cencerros se iba apagando...y ¡no eran Búfalos! eran simples y enormes caballos asalvajados pastoreados por un extraño hombre más parecido a un ángel del infierno que a un humilde pastorcillo, no en vano recorría el monte en moto, cazadora vaquera y unos bigotes que ni el Zar Nicolás. 
Y así, después de un bosque tras otro- y mi obligada parada a hacer pis debajo de un haya- llegamos a la meta......¡espectacular! ¡im -presionante! -en dos palabras-...¡fabuloso! y lleno de vacas que nos miraban mal...
¿no ven como nos miran?
Aunque no se lo crean esta foto está hecha donde la rayita roja de la foto de antes ¡lo juro por Arturo! y si no se lo creen pregunten a Paloma que hasta me abrazó de lo orgullosa que estaba de mí.
Está claro que puedo con cualquier reto...siempre que al final tenga la recompensa de una buena cerveza y unos buenos amigos. 
Y no se pierdan la zona. Es de lo mejor que hay en España. Montañas espectaculares, bosques deliciosos, pueblos dignos de ver y una cecina- no se si de vaca o de caballo- que quita el hipo...la de Búfalo aún no la he probado.