lunes, 2 de mayo de 2011

TODO ES UN EXCESO...DE RISAS (VERSIÓN CENSURADA)


 Hace mucho que no escribo y no es precisamente por falta de ganas, es simplemente porque las musas no me acompañan en mi quehacer diario. No quiero decir con esto que esas señoras tan hermosas y sugerentes me inspiren en exceso, sino que cuando se deciden a acompañarme casi que me hacen un favor, pues esta verborrea que a menudo me acompaña no siempre fluye hacia la palabra escrita sino que se queda en eso, verborrea pura y dura que aburre y alguna vez divierte a mis amigos, y porque no decirlo a mí también.
 Somos, como ya saben la mayoría de los que se dignan a leer este humilde blog, un grupo bastante homogéneo y singular, caracterizado por no tener demasiadas diferencias, ni entre nuestra forma de ver y afrontar la vida ni entre nuestra forma de comportarnos, divertirnos y reírnos, que lo hacemos y mucho.
Pese a la diferencia de edad entre el mayor y el menor, somos todos bastante parecidos y compartimos no sólo parentesco sino también amistad. Es curioso observar como personas tan alejadas en edad y, geográficamente durante casi todo el año, pueden caer todas en los mismos excesos y reírse con las mismas chorradas año tras año, sin descanso. Piensen que entre la mayor y la menor de nosotros se da una diferencia de edad de veinte años, que unos ya casi tienen nietos y otros todavía se encuentran en la ardua tarea de traer hijos al mundo. Sin embargo esto no es óbice para que haya una excelente relación entre nosotros y estemos siempre dispuestos a repetir la experiencia, que no por manida deja de ser excitante año tras año.
 Cuando llegué a este bendito pueblo situado a los pies del Cabezo Gordo no sabía lo que me esperaba. 
Yo, una urbanita irredenta que vio su primera vaca con veinte años cumplidos y que jamás había visto un rio con agua salvo en las fotos, que no sabía distinguir un pino de un olmo ( ¿que é lo que é?), me vi de repente inmersa en la vida campestre y de pueblo y arrastrada por mi querido churri al monte y al campo, amén de a una vida rural que desconocía en absoluto. De este modo yo, dándomelas de adulta, de madura y de estar de vuelta de casi todo (con veintitrés añitos diosmiodemivida)  me ví arrastrada a la vorágine benejamera de la que ya no me recuperé nunca.
 Muy digna, eso sí, e intentado pasar desapercibida, llegué a Festes un caluroso día de septiembre y en un plis plas, me encontré vestida con una túnica minifaldera de un verde imposible, con una enorme cruz estampada en el pecho, una capa y una espada y al grito de la tía Maru "tu a desfilar" me  metieron en una especie de grupo de mujeres en fila horizontal (¿cómo podía yo saber que aquello se llama una escuadra?) que parecían todas esclavas del  harén de un moro conquistador y al ritmo de pasodoble me obligaron a lucir palmito frente a un pueblo enfervorizado que no entendía de tímidas novatas. Se me quedó tan grabado en la sesera que desde ese año jamás volví a desfilar hasta que adquirí de nuevo el  uso de razón de que me privó aquella traumática experiencia. Yo que aún habiendo nacido en la calle Alboraya jamás me había vestido de fallera, tuve mi bautismo de fuego vestida de cortesana medieval.
 Pero esto no fue todo.
 Aquellos seres embaucadores organizaban paellas cada dos por tres en un idílico lugar conocido como Sanxet.
Es este un paraje encantador situado al pie de la sierra lleno de fantasmas (de la familia por supuesto) que forma parte fundamental de los genes de todos nosotros, incluso de los forasteros, como les gusta denominarnos a los que nacimos más allá del Vinalopó. El problema era que estas paellas (bastante malas por aquel entonces sin peros en la actualidad), siempre acababan como el rosario de la aurora.
Con el fin de sorprender al novato, le sentaban debajo de la ventana de Villa Matilde y cuando más despistado y a gusto se encontraba charlando sesudamente por supuesto, le arrojaban un helado cubo de agua infecta del pozo independientemente de cual fuera su indumentaria y sin pensar en un momento en las posibles consecuencias. Una que entonces se gastaba bastante mala leche y poco aguante (ya he dicho anteriormente que me consideraba madura y de vuelta de todo ejem,ejem) no llevó con demasiado humor aquella bromita y desde entonces no volvió a sentarse bajo la ventana de tan digna Villa. Pero esto puede considerarse una minucia comparado con el desmadre paellero. Una vez finalizada  la horrible y escasa pitanza mi gamberro cuñado, que entonces no llegaba a la veintena, y sus queridos y descerebrados amig@s organizaban un desmadre que para sí lo quisieran las turbas de Anibal. El jueguecito consistía en pringarse de arriba abajo del tizne del culo de la paella y por supuesto llenar de ello a todo el que se pusiera a tiro...llenar cubos de agua y azafrán (con el fin de causar el mayor daño posible en mi maravillosa ropa interior de recién casada) y remojar a todo bicho viviente, por no olvidarme de aquello que hacían cuando cogían media sandía y al que pillaban despistado se la exprimían en la cabeza como si de un Citromatic de Braun se tratara (  esto me pareció muy ingenioso, porque no me tocó a mí, obviously!).
 Como ya les conté, una que entonces vivía bastante pagada de su edad y responsabilidad y se consideraba muy mayor y ya fuera de todas esas bromas tontas de adolescente, llevaba con bastante poco humor la "gracieta" por lo que supongo era considerada por todos los bromistas como una especie de cardo borriquero sin solución posible.
 Pero la vida es como es y el paso de los años te da templanza y experiencia, lo cual no quiere decir sino que ¡o huyes del enemigo o te unes a él!....y realmente como eran unos cachondos y estaban como monas, desde mi escondite les miraba con cierta envidia y pensaba que no tenía razón de ser cabrearse cuando era tan divertido lo que hacían y que para seriedades ya teníamos la horrible vida cotidiana del trabajo y la falta de pasta formando parte de nuestra existencia....por tanto ¡que mejor que participar!  además el enemigo pierde el interés por putearte cuando no huyes, pues eso hice y desde entonces no he parado, para bien o para mal, no sólo yo sino todos aquellos que en principio mirabamos con malos ojos las locuras de "los pequeños" nos hemos apuntado a ellas con un fervor que ni Santa Teresa en la cumbre de su misticismo.
 Y ¿cual ha sido la consecuencia de esto? pues el exceso, el exceso en los juegos, el exceso en las comidas, el exceso en la bebida, en la música, en las fiestas, en la risa, sobre todo en la risa. Empiezas a reirte cuando llegues y sigues riéndote durante los dos meses siguientes al final del verano, con el menoscabo que para tu trabajo supone esta actitud.
La última llegó al cenit del cachondeo. No se puede describir con palabras lo que allí ocurrió. Dado que este blog es más bien restringido me voy a permitir el lujo de incluir algunas de las fotos más significativas de los hechos que allí  tuvieron lugar.  
 Primero una breve descripción de los figurantes. Tenemos de todo, desde sesudos y abnegados doctores y enfermeras, pasando por importantes banqueros, empresarios con mayor o menor éxito, miembros de la armada imperial, sufridas madres de familia, juristas empedernidos y algún que otro filósofo, así como una nutrida representación del sector de la enseñanza, hasta serias bibliotecarias, y de alguna otra profesión que ahora mismo se me escapa....pero todos dispuestos a reir hasta el final




 Los hechos tienen lugar en este delicioso paraje situado en el campo y vulgarmente conocido como "La Caseta del Senyoret"...es aquí donde se perpetran los desmanes de este grupo de serios padres de familia que ¡menudo ejemplo dan a sus retoños!.
 Las cosas empiezan bien....con una agradable comida bajo los pinos (ya los distingo de los olmos) y una tranquila charla...a medida que pasan las horas y las cervezas o vinos se va animando el ambiente, y como si volvieramos a nuestra infancia alguien propone ¿y por qué no jugamos al pañuelo? pue' vale oye....y a ello vamos



 Aburridos de correr, decidimos bailar y ¡¡¡¡a las sillas musicales al ritmo del Papá Americano!!!!










 Finalmente y para que no falte nada ¡¡¡EL CHURRO VAAAA!!!





 En la próxima entrega prometo contarles como nos fueron las cosas en aquel fabuloso cumpleaños organizado por mi cuñada La Flaca y cómo algunos llegamos al paroxismo de la diversión en un día que los que estabamos presentes estoy segura que jamás olvidaremos....y en otra ocasión les hablaré del "verano azul" al que hemos vuelto en nuestro afán de recuperar la niñez tan lejana.
Como regalo les dejo la canción favorita de El Nene durante este último verano.




6 comentarios:

  1. Famosas paellas, tendrias que haber hecho mas hincapie en la verguenza ajena que sentiamos cuando veiamos a los padres hacer mas el gamberro que nosotros en nuestros mejores tiempos. A dia de hoy ,cuando paso por casualidad a alguna paella, me encanta soñar con que en un futuro nosotros lo pasemos igual de bien!

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  2. A mí me gustaría veros a vosotros por un agujerito cuando estais en los locales...aunque me hago una idea bastantes aproximada de como transcurren vuestras reuniones, si de casta le viene al galgo teneis los genes necesarios para poder coger el relevo que os dejaremos dentro de muchísimos años....de momento seguimos en lo nuestro y por favor no hables de vergüenza que somos perfectos, nos divertimos con muuchaa moderación o ¿acaso lo dudas?

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  3. ¡Ay Marisa, cómo me he reído!

    Me encanta aquello de que no supieras distinguir un pino de un olmo. Y lo de la sandía a modo de citromatic... lo recuerdo perfectamente. La pobre Amparito, la hija de la "Beethoven" fue una de las que recuerdo. Y hablando de apodos, no dirás que no es una de las cosas que más te gustan del pueblo. Voy a ver si recopilo algunos de ellos bien graciosos, para lo que voy a necesitar la ayuda de la "cames", y nos reimos un rato.

    Bueno, sigue en tu labor de escritora, que va muy bien la cosa.

    Mónica, la "pepiquera"

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  4. Recuerdo la cabeza de Amalia llena de pringue de sandía y aquella encantada de la vida...¡que asco! estaban como monas pero eran diveridísimos, al final no me quedó más remedio que unirme a ellos o morir en el intento....lo de los motes puede estar estupendo sobre todo si ponemos la explicaçió de la falla....

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  5. Prima, me has asustado. No me atrevo a visitar vuestro super famoso pueblo, del que tanto me has hablado. Yo me sentiría como tu te sentías al principio, sin distinguir el olmo del pino (bueno, el pino si lo distingo), y sin que me gustara que me mancharan de tizne. Y por cierto, vaya imágenes. No sé si reir o llorar. Seguro que alguno acabará con alguna contractura.
    Besitos.

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  6. Pues cuando quieras estás invitada pero primero tendrás que firmar el comentario para que me entere cual de mil múltiples primas eres, ¿Marisol, Laura, Isabel....? en cualquier caso gracias por leer las tonterías que escribo y te garantizo que si vienes a una de estas paellas no volverás a hablarme en tu vida y negarás ante quien sea que me conoces....¡damos vergüenza! tan mayores y tan irresponsables....besitos e identifícate porfa

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