viernes, 13 de abril de 2012

SEMBLANZA




Ella no era como la otra.
Era también una mujer de bandera aunque en sentido distinto de Isabel.
Era brava, como ella, pero carecia de la dulzura y el amor a los demás de Isabel.  Valiente, mandona, antipática- jamás reía, ni siquiera sonreía- era seca, adusta y no sabía querer.
Quizá fue una niñez llena de privaciones o la falta de amor de sus padres lo que la hizo así. No lo se, desconozco todo de su vida de niña, de adolescente y de joven. Pasó las penurias de una infancia dura y pobre y quizás fue esto lo que la hizo tan dura y e impermeable a los sentimientos. Pero con toda probabilidad algo influyó de tal modo en su ser que le impidió querer a los demás durante toda su vida.
Se quería a sí misma y únicamente manifestó algo de afecto- o quizás no fuera eso- por algunos de sus hijos-no todos-. Nunca quisó a los otros y respecto a su marido, se limitó a tenerlo y a estar junto a él- las convenciones de la época tampoco le permitían otra actitud- y cumplir su papel esposa y madre de cara a la galería.

Como madre no fue buena. Cierto que crió a sus hijos, les dió cobijo, educación y alimento, pero ni un atisbo de cariño, ni un beso, ni una sonrisa, ni un abrazo sentido, ni un ¡enhorabuena! o ¡felicidades!. Tampoco quiso a sus nietos, es más, no sabía ni los que tenía y de los que reconocía nada sabía ni le interesaba sobre sus vidas,  a algunos los ignoraba de tal modo, que obviamente no la querían lo más mínimo. Hizo suya la frase aquella de: "los hijos de mis hijas nietos míos son, los de mis hijos los son o no lo son" que siendo su nuera joven y tonta- como dijo ella misma en alguna ocasión-  le espetó en una ocasión ante su estupor, perplejidad y azoramiento- entonces no se respondía a las suegras, te callabas y punto.

Durante años no se habló con este o aquel hijo, en alguna ocasión la distancia duró veinte años, dolorosos para el hijo, indiferentes para ella que con sus otros hijos-a los que si consideraba- se sentía entera.
Vivió muchos años y nunca hizo el bien. 
Enfrentó a los hijos unos contra otros, favoreció algunos de ellos "ad infinitum" en perjuicio de aquellos que- finalmente y porque en ellos si que había rastros de humanidad y compasión- se apiadaron de ella y la perdonaron. Quizás al final de su vida confiaban en que iba a tener un rasgo de madre con ellos.
No lo tuvo. Murió soberbia y sembrando cizaña.
Hizo sufrir tanto a algunos de sus hijos que los que quedaron ni siquiera la recordaron y los nietos- la mayoría de ellos- se positivamente que nunca la olvidarán, no por bien sino por todo lo contrario, para evitar quizás llegar a ser algún día como ella.

PD: Físicamente, me contaron, era una mezcla de la Reina Victoria de Inglaterra, la "collares" -Carmen Polo con quien tenía un extraordinario parecido- y la mujer de la foto que encabeza. Su rostro denotaba soberbia y ¿odio? ¿rencor? ...no lo se exactamente pero era un rostro feo, no por no agraciado- que no lo era- sino por lo que se veía más allá de su cara.

7 comentarios:

  1. Cuantas vidas no vividas, que pena!!!

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    1. pues si Mariam,cuento lo que me contaron....fue dura y creo que insensible por desgracia hay demasiada gente así....es necesario ponerse una coraza para que no te afecte...bss

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  2. O sea, como 'la alegría de la casa', pero de hace años. ¿No serían parientas?
    Un abrazo,
    Mónica.

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    1. ¿quien era la alegría?...me has dejado con la curiosidad....todas las personas así tienen algo en común...¡sólo piensan en sí mismas!....¿que tal el Gran Cañon?

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  3. Pero de quién hablas de tu abuela paterna o materna ?

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    1. Pues de ninguna....de Isabel, mi abuela materna publiqué un post hace un mes o dos....esta es un ser como hay tantos por el mundo y que tanto daño hacen a sus familias...gracias y bss

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  4. Cómo no sé nada de blogs y cómo funcionan, te contesto a tí.
    Muy bueno lo de tu suegro y el asunto de la actitud, pero la señora de la foto da un poco de todo.
    Doña Carmen Polo era una belleza y la reina Victoria de la Gran... era regordeta y bajita.

    Ruego que la imaginería femenina sea más incitante, turgente, polícroma..., siempre dentro de la más estricta moral católica.
    Abrazos cordiales

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